Las
competencias clave dentro del marco de referencia europeo pretenden definir las
cualificaciones básicas que el aprendizaje debe proporcionar. En el Documento
del Parlamento Europeo se definen como “una combinación de conocimientos,
capacidades y actitudes adecuadas al contexto”. Estas afectan a todas las
personas en el proceso del desarrollo individual y para la vida en comunidad,
tanto en el ámbito social como en el profesional. Para ello, desde el año 2000
el Parlamento Europeo, gracias al trabajo conjunto de los países miembros y
desarrollado en los sucesivos Consejos Europeos, concluye que:
- El aprendizaje es la principal herramienta de respuesta ante la globalización de Europa siendo las personas el principal y más importante agente de este proceso. (Consejo Europeo de Lisboa, 2000).
- Los objetivos específicos de la educación han de estar recogidos en un programa de trabajo que promueva además el aprendizaje de idiomas y el espíritu empresarial, potenciando así la dimensión europea de la educación. (Consejo Europeos de Estocolmo (2001) y Barcelona (2002)).
- Se debe garantizar a la ciudadanía europea una adquisición de todas las competencias necesarias en el proceso de aprendizaje, según el contexto de las estrategias de los países miembros. Para ello se desarrolla un informe en el que se sugiere un desarrollo de referencias y principios europeos comunes, dando prioridad al marco de competencias clave. (Programa Educación y Formación 2010, (2004)).
- Se ha de favorecer el desarrollo de una base común de competencias, recogiendo todas las necesarias para su desarrollo educativo y su posible mejora. (Consejo Europeo de Bruselas, 2005).
En
el año 2006 la Recomendación del Parlamento y Consejo Europeos proporcionan un
marco de referencia común sobre las competencias clave, dirigido a responsabilidades
políticas, educadores, interlocutores sociales y alumnos.
En
España, tas la publicación y entrada en vigor de la Ley Orgánica de Educación
en mayo de 2006 y la posterior Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad
Educativa (LOMCE) de 2013, se publica la Orden ECD/65/2015, por la que se
describen las relaciones entre competencias, contenidos y criterios de
evaluación para la educación primaria, secundaria y bachillerato. Dentro del
marco de la legislación española al hablar de competencias nos referimos al
conjunto de habilidades cognitivas, procedimentales y actitudinales que deben
ser alcanzadas a lo largo de la educación obligatoria por la mayoría del
alumnado, para garantizar así su desarrollo personal y social. Dentro del
ámbito de la educación musical las competencias consideradas básicas son:
Competencia en comunicación lingüística
El desarrollo de esta competencia puede darse mediante el uso de
terminología referida a movimientos agógicos, así como el uso del vocabulario
específico de la música flamenca. De
esta forma se conocen los términos y expresiones populares del lenguaje
flamenco que definen ciertos conceptos musicales y estéticos, que son concretos
y definitorios de esta música y que además están relacionados con las
disciplinas del cante y el baile, si atendemos al papel de la guitarra como
instrumento acompañante. El adecuado manejo de esta dimensión lingüística
favorecerá una buena interrelación con otros compañeros de la misma
especialidad, fuera y dentro del conservatorio, en las clases de conjunto o en
la relación con cantaores/as y bailaores/as. Es importante también la
comunicación y entendimiento con las otras especialidades, favoreciendo así la
sociabilidad y mejorando las relaciones interpersonales con todos los
compañeros. No debemos olvidar que tanto el profesorado como el alumnado lo
forman personas que comparten la afición e interés por la música y han
desarrollado, o están desarrollando, una sensibilidad artística que puede y
debe manifestarse de formas distintas. Este enriquecimiento recíproco es
fundamental en el proceso educativo musical y por ello se debe fomentar en la
medida de lo posible todas las competencias lingüísticas que faciliten y
estimulen el maravilloso acto de compartir la música con los demás.
Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología
Si bien las matemáticas rigen todo lo que existe en la naturaleza
y el universo, la música es una manifestación inherente al ser humano basada en
números y proporciones, presentes tanto en el sonido como en el ritmo. Los
razonamientos matemáticos que se derivan del aprendizaje musical están
relacionados con todo lo que compete a altura de los sonidos, frecuencia,
interválica, organización de sonidos en las distintas escalas diatónicas,
proporciones rítmicas internas y de superficie, etc. En el flamenco el recuento
de los compases de los palos considerados de amalgama, tales como la soleá o la
seguiriya, es fundamental para la comprensión de nuestro sistema musical, sus
estructuras formales y los códigos rítmicos que se derivan de él. Esta
capacidad matemática aplicada al ámbito flamenco, repercute también en otras
áreas del pensamiento e incluso en la proporcionalidad del análisis musical: el
desarrollo de las matemáticas aporta orden y equilibrio en aquello que hacemos,
y buscamos también esa armonía numérica en todo aquello sobre lo que ponemos la
vista o el oído. Siguiendo la estela pitagórica de pensamiento, la comprensión
de la música humana es la comprensión de la música de las esferas; el
movimiento del propio universo. Por lo tanto, y debido a la dimensión numérica
de la música, su aprendizaje razonado contribuye también al pensamiento
científico, como una herramienta conceptual con la que poder plantear y
resolver diferentes situaciones de nuestra vida, desarrollando a su vez una
identificación con la tecnología misma y su aplicación a los distintos parámetros
de la vida en sociedad y la concienciación de que la tecnología siempre ha de
estar concebida para el bien del ser humano y el cuidado del mundo que
habitamos.
Competencia digital
Vivimos en un mundo completamente dependiente de los sistemas tecnológicos
de la información. Cualquier actividad humana está directa o indirectamente
relacionada con el mundo digital, que ha trascendido también al proceso de
enseñanza y aprendizaje. La música se ha beneficiado en las últimas décadas de
esta explosión digital y por tanto la didáctica musical se ha visto afectada
sustancialmente por esta revolución. Los tiempos cambian y la adaptación a los
mismos es señal de evolución y supervivencia, por lo que a nivel pedagógico la
música también nos acerca al entendimiento y aplicación con destreza de estos
sistemas. La necesidad de información conlleva un proceso de búsqueda de la
misma, una interpretación de las fuentes y unas conclusiones racionales. Por
otra parte, la capacidad y necesidad de comunicar y compartir aquello que nos
gusta o motiva también es una competencia inherente al desarrollo musical. El
acceso a diferentes contenidos musicales en formato digital nos lleva a la
necesidad de aprender a gestionar ciertos programas de edición musical que nos
sirven además como una herramienta de análisis de la propia música y también
como vía para su difusión. Por último, y estrechamente relacionado con lo
anterior, debemos señalar el sentido de la responsabilidad y seguridad que se
deriva del uso de estas tecnologías, para que sean usadas de manera sana y
constructiva.
Competencia para aprender a aprender
El aprendizaje de cualquier disciplina humana es una tarea que
requiere de tiempo, esfuerzo y constancia. Esta última cualidad es de hecho la
aplicación de un esfuerzo regular y continuado a lo largo de un periodo de
tiempo largo. El aprendizaje de la música implica dos grandes destrezas que han
de ser desarrolladas y que son además complementarias: destreza musical teórica
y destreza musical instrumental. Por la naturaleza compartida de ambas, el
desarrollo en mayor o menor medida de una parte impide o facilita la mejora de
la otra, es decir; a menudo un menor nivel de asimilación de ciertos conceptos
teóricos musicales impide que sean puestos en práctica a nivel instrumental,
entorpeciendo la propia destreza con el instrumento, por lo que se establece una
descompensación teórico-práctica que a veces resulta al alumno frustrante y
desalentadora. Es por este motivo que el alumnado de las enseñanzas musicales
debe ser consciente de que el aprendizaje, de igual forma que nuestra
programación, tiene un carácter sistémico y todo está interrelacionado. Es por
tanto una educación en los valores intrínsecos del aprendizaje como un proceso
lento y consciente, en el que también hay que saber aprender a aprender. Ser
conscientes de que el aprendizaje es también un camino que se aprende para que
su recorrido se efectúe de la forma más satisfactoria y así, nuestro tiempo y
esfuerzo, sean empleados de la mejor manera. De esta forma conseguiremos que el
esfuerzo siempre este recompensado con la satisfacción que da el propio camino
que es el aprender.
Competencias sociales y cívicas
La música es algo que debe ser compartido con los demás y por ello
es una herramienta vital en el proceso de socialización y una vía también para
el entendimiento humano en términos sociales. La música une y nos puede servir
también para la resolución de problemas y conflictos en una búsqueda de una
sociedad más justa y hermanada. Nuestro sistema democrático acoge y protege el
libre pensamiento y por ende la libertad de gustos y opiniones, por lo que
cualquier manifestación musical, basada en el respeto y la igualdad, es digna
por el simple hecho de serlo. A nivel social la música proporciona equilibrio individual
y por extensión también a nivel colectivo, en forma de comportamiento cívico,
garantizando una satisfacción y un bienestar mental que repercute en nuestro
día a día y en la forma de relacionarnos con los demás.
Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor
La iniciativa es un aspecto de nuestro comportamiento fundamental
en la vida. Esa capacidad para tomar decisiones y el momento en el que
llevarlas a cabo a veces marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.
También implica la iniciativa de una persona su capacidad de reacción ante
ciertos estímulos o problemas, así como la organización de contenidos o el
orden en que acometer ciertas acciones. Son por tanto muchas aplicaciones de
una sola actitud y es por ello que atender a todas ellas en el proceso de
aprendizaje puede determinar uno u otro tipo de desarrollo del mismo. En el ámbito
musical, y debido a la propia naturaleza de la música, la capacidad creativa a
menudo se muestra como un claro indicio de iniciativa personal; una empresa
emprendedora por la que transformar o crear la experiencia musical. De igual
forma nuestra actividad como músicos a menudo se convierte también en una labor
de organización de encuentros con otros músicos: como si de una empresa se
tratase, buscamos socios con los que poder trabajar para llegar a un objetivo
artístico común, convertido por extensión en una actividad remunerada. Por lo
tanto la iniciativa musical está estrechamente ligada al ámbito laboral y por
tanto a nuestra capacidad para generar ingresos. Ello conlleva también un
entendimiento de los riesgos que a veces tales iniciativas conllevan, y en
último término ser capaces de solventar sus posibles soluciones. La
incertidumbre del músico ante el panorama profesional le lleva a manejar en
cierta medida una serie de herramientas que convierten la incertidumbre en
posibles nuevas soluciones y por tanto una búsqueda de nuevos caminos.
Conciencia y expresiones culturales
La competencia encargada del desarrollo de la conciencia y
expresión cultural es a una realidad compuesta a su vez por muchas realidades.
Esta pluralidad implica que todas las manifestaciones culturales humanas han de
ser valoradas y respetadas. España ha sido históricamente el hogar de diversas
civilizaciones, habiendo dejado todas ellas un poso cultural que aún permanece
y que forma parte de nuestra propia identidad como nación. Conocer y valorar el
legado musical de ciertos autores, enclavados en distintas épocas y estilos es
una parte inherente al proceso pedagógico musical. A su vez el flamenco es la
herencia de un pueblo y de una tierra, y ello implica conocer, entender y
respetar ese legado, entendiendo que tiene a su vez muy distintas y variadas
manifestaciones humanas y territoriales, que enriquecen y fomentan la
diversidad de esta música que es nuestra y de toda la humanidad.
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