sábado, 3 de octubre de 2020

ESPAÑA Y LAS POLITICAS EUROPEAS EN MATERIA DE EDUCACION: SU APLICACIÓN A LAS ENSEÑANZAS PROFESIONALES DE MÚSICA



Las competencias clave dentro del marco de referencia europeo pretenden definir las cualificaciones básicas que el aprendizaje debe proporcionar. En el Documento del Parlamento Europeo se definen como “una combinación de conocimientos, capacidades y actitudes adecuadas al contexto”. Estas afectan a todas las personas en el proceso del desarrollo individual y para la vida en comunidad, tanto en el ámbito social como en el profesional. Para ello, desde el año 2000 el Parlamento Europeo, gracias al trabajo conjunto de los países miembros y desarrollado en los sucesivos Consejos Europeos, concluye que:

  • El aprendizaje es la principal herramienta de respuesta ante la globalización de Europa siendo las personas el principal y más importante agente de este proceso. (Consejo Europeo de Lisboa, 2000).
  • Los objetivos específicos de la educación han de estar recogidos en un programa de trabajo que promueva además el aprendizaje de idiomas y el espíritu empresarial, potenciando así la dimensión europea de la educación. (Consejo Europeos de Estocolmo (2001) y Barcelona (2002)).
  • Se debe garantizar a la ciudadanía europea una adquisición de todas las competencias necesarias en el proceso de aprendizaje, según el contexto de las estrategias de los países miembros. Para ello se desarrolla un informe en el que se sugiere un desarrollo de referencias y principios europeos comunes, dando prioridad al marco de competencias clave. (Programa Educación y Formación 2010, (2004)).
  • Se ha de favorecer el desarrollo de una base común de competencias, recogiendo todas las necesarias para su desarrollo educativo y su posible mejora. (Consejo Europeo de Bruselas, 2005).

En el año 2006 la Recomendación del Parlamento y Consejo Europeos proporcionan un marco de referencia común sobre las competencias clave, dirigido a responsabilidades políticas, educadores, interlocutores sociales y alumnos.

En España, tas la publicación y entrada en vigor de la Ley Orgánica de Educación en mayo de 2006 y la posterior Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) de 2013, se publica la Orden ECD/65/2015, por la que se describen las relaciones entre competencias, contenidos y criterios de evaluación para la educación primaria, secundaria y bachillerato. Dentro del marco de la legislación española al hablar de competencias nos referimos al conjunto de habilidades cognitivas, procedimentales y actitudinales que deben ser alcanzadas a lo largo de la educación obligatoria por la mayoría del alumnado, para garantizar así su desarrollo personal y social. Dentro del ámbito de la educación musical las competencias consideradas básicas son:

Competencia en comunicación lingüística

El desarrollo de esta competencia puede darse mediante el uso de terminología referida a movimientos agógicos, así como el uso del vocabulario específico de la música flamenca.  De esta forma se conocen los términos y expresiones populares del lenguaje flamenco que definen ciertos conceptos musicales y estéticos, que son concretos y definitorios de esta música y que además están relacionados con las disciplinas del cante y el baile, si atendemos al papel de la guitarra como instrumento acompañante. El adecuado manejo de esta dimensión lingüística favorecerá una buena interrelación con otros compañeros de la misma especialidad, fuera y dentro del conservatorio, en las clases de conjunto o en la relación con cantaores/as y bailaores/as. Es importante también la comunicación y entendimiento con las otras especialidades, favoreciendo así la sociabilidad y mejorando las relaciones interpersonales con todos los compañeros. No debemos olvidar que tanto el profesorado como el alumnado lo forman personas que comparten la afición e interés por la música y han desarrollado, o están desarrollando, una sensibilidad artística que puede y debe manifestarse de formas distintas. Este enriquecimiento recíproco es fundamental en el proceso educativo musical y por ello se debe fomentar en la medida de lo posible todas las competencias lingüísticas que faciliten y estimulen el maravilloso acto de compartir la música con los demás.

Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología

Si bien las matemáticas rigen todo lo que existe en la naturaleza y el universo, la música es una manifestación inherente al ser humano basada en números y proporciones, presentes tanto en el sonido como en el ritmo. Los razonamientos matemáticos que se derivan del aprendizaje musical están relacionados con todo lo que compete a altura de los sonidos, frecuencia, interválica, organización de sonidos en las distintas escalas diatónicas, proporciones rítmicas internas y de superficie, etc. En el flamenco el recuento de los compases de los palos considerados de amalgama, tales como la soleá o la seguiriya, es fundamental para la comprensión de nuestro sistema musical, sus estructuras formales y los códigos rítmicos que se derivan de él. Esta capacidad matemática aplicada al ámbito flamenco, repercute también en otras áreas del pensamiento e incluso en la proporcionalidad del análisis musical: el desarrollo de las matemáticas aporta orden y equilibrio en aquello que hacemos, y buscamos también esa armonía numérica en todo aquello sobre lo que ponemos la vista o el oído. Siguiendo la estela pitagórica de pensamiento, la comprensión de la música humana es la comprensión de la música de las esferas; el movimiento del propio universo. Por lo tanto, y debido a la dimensión numérica de la música, su aprendizaje razonado contribuye también al pensamiento científico, como una herramienta conceptual con la que poder plantear y resolver diferentes situaciones de nuestra vida, desarrollando a su vez una identificación con la tecnología misma y su aplicación a los distintos parámetros de la vida en sociedad y la concienciación de que la tecnología siempre ha de estar concebida para el bien del ser humano y el cuidado del mundo que habitamos.

Competencia digital

Vivimos en un mundo completamente dependiente de los sistemas tecnológicos de la información. Cualquier actividad humana está directa o indirectamente relacionada con el mundo digital, que ha trascendido también al proceso de enseñanza y aprendizaje. La música se ha beneficiado en las últimas décadas de esta explosión digital y por tanto la didáctica musical se ha visto afectada sustancialmente por esta revolución. Los tiempos cambian y la adaptación a los mismos es señal de evolución y supervivencia, por lo que a nivel pedagógico la música también nos acerca al entendimiento y aplicación con destreza de estos sistemas. La necesidad de información conlleva un proceso de búsqueda de la misma, una interpretación de las fuentes y unas conclusiones racionales. Por otra parte, la capacidad y necesidad de comunicar y compartir aquello que nos gusta o motiva también es una competencia inherente al desarrollo musical. El acceso a diferentes contenidos musicales en formato digital nos lleva a la necesidad de aprender a gestionar ciertos programas de edición musical que nos sirven además como una herramienta de análisis de la propia música y también como vía para su difusión. Por último, y estrechamente relacionado con lo anterior, debemos señalar el sentido de la responsabilidad y seguridad que se deriva del uso de estas tecnologías, para que sean usadas de manera sana y constructiva.

Competencia para aprender a aprender

El aprendizaje de cualquier disciplina humana es una tarea que requiere de tiempo, esfuerzo y constancia. Esta última cualidad es de hecho la aplicación de un esfuerzo regular y continuado a lo largo de un periodo de tiempo largo. El aprendizaje de la música implica dos grandes destrezas que han de ser desarrolladas y que son además complementarias: destreza musical teórica y destreza musical instrumental. Por la naturaleza compartida de ambas, el desarrollo en mayor o menor medida de una parte impide o facilita la mejora de la otra, es decir; a menudo un menor nivel de asimilación de ciertos conceptos teóricos musicales impide que sean puestos en práctica a nivel instrumental, entorpeciendo la propia destreza con el instrumento, por lo que se establece una descompensación teórico-práctica que a veces resulta al alumno frustrante y desalentadora. Es por este motivo que el alumnado de las enseñanzas musicales debe ser consciente de que el aprendizaje, de igual forma que nuestra programación, tiene un carácter sistémico y todo está interrelacionado. Es por tanto una educación en los valores intrínsecos del aprendizaje como un proceso lento y consciente, en el que también hay que saber aprender a aprender. Ser conscientes de que el aprendizaje es también un camino que se aprende para que su recorrido se efectúe de la forma más satisfactoria y así, nuestro tiempo y esfuerzo, sean empleados de la mejor manera. De esta forma conseguiremos que el esfuerzo siempre este recompensado con la satisfacción que da el propio camino que es el aprender.

Competencias sociales y cívicas

La música es algo que debe ser compartido con los demás y por ello es una herramienta vital en el proceso de socialización y una vía también para el entendimiento humano en términos sociales. La música une y nos puede servir también para la resolución de problemas y conflictos en una búsqueda de una sociedad más justa y hermanada. Nuestro sistema democrático acoge y protege el libre pensamiento y por ende la libertad de gustos y opiniones, por lo que cualquier manifestación musical, basada en el respeto y la igualdad, es digna por el simple hecho de serlo. A nivel social la música proporciona equilibrio individual y por extensión también a nivel colectivo, en forma de comportamiento cívico, garantizando una satisfacción y un bienestar mental que repercute en nuestro día a día y en la forma de relacionarnos con los demás.

Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor

La iniciativa es un aspecto de nuestro comportamiento fundamental en la vida. Esa capacidad para tomar decisiones y el momento en el que llevarlas a cabo a veces marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. También implica la iniciativa de una persona su capacidad de reacción ante ciertos estímulos o problemas, así como la organización de contenidos o el orden en que acometer ciertas acciones. Son por tanto muchas aplicaciones de una sola actitud y es por ello que atender a todas ellas en el proceso de aprendizaje puede determinar uno u otro tipo de desarrollo del mismo. En el ámbito musical, y debido a la propia naturaleza de la música, la capacidad creativa a menudo se muestra como un claro indicio de iniciativa personal; una empresa emprendedora por la que transformar o crear la experiencia musical. De igual forma nuestra actividad como músicos a menudo se convierte también en una labor de organización de encuentros con otros músicos: como si de una empresa se tratase, buscamos socios con los que poder trabajar para llegar a un objetivo artístico común, convertido por extensión en una actividad remunerada. Por lo tanto la iniciativa musical está estrechamente ligada al ámbito laboral y por tanto a nuestra capacidad para generar ingresos. Ello conlleva también un entendimiento de los riesgos que a veces tales iniciativas conllevan, y en último término ser capaces de solventar sus posibles soluciones. La incertidumbre del músico ante el panorama profesional le lleva a manejar en cierta medida una serie de herramientas que convierten la incertidumbre en posibles nuevas soluciones y por tanto una búsqueda de nuevos caminos.

Conciencia y expresiones culturales

La competencia encargada del desarrollo de la conciencia y expresión cultural es a una realidad compuesta a su vez por muchas realidades. Esta pluralidad implica que todas las manifestaciones culturales humanas han de ser valoradas y respetadas. España ha sido históricamente el hogar de diversas civilizaciones, habiendo dejado todas ellas un poso cultural que aún permanece y que forma parte de nuestra propia identidad como nación. Conocer y valorar el legado musical de ciertos autores, enclavados en distintas épocas y estilos es una parte inherente al proceso pedagógico musical. A su vez el flamenco es la herencia de un pueblo y de una tierra, y ello implica conocer, entender y respetar ese legado, entendiendo que tiene a su vez muy distintas y variadas manifestaciones humanas y territoriales, que enriquecen y fomentan la diversidad de esta música que es nuestra y de toda la humanidad.




 

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