domingo, 4 de octubre de 2020

ACTIVIDAD 3: EL TRIUNFO DE LA PEDAGOGÍA FINLANDESA ES EL FRACASO DE LA EDUCACIÓN ESPAÑOLA

Antes de entrar en materia de comparativa consideramos necesario señalar que nos encontramos inmersos en un sistema a pleno rendimiento que, sin embargo, adolece de una preocupante perversión en la formación intelectual de nuestros jóvenes, gracias a un modelo educativo corrupto, laxo con respecto a la calidad de contenidos y sin embargo tremendamente preocupado en los modos y formas de transmisión de los mismos. Y es precisamente este cambio de prioridades, donde la pedagogía se sitúa por encima de la tecnología del pensamiento. 

Centrándonos en el modelo de educación finlandesa, como paradigma de sistema educativo infantil y adolescente, debemos reconocer su éxito siempre y cuando lo enmarquemos dentro de los términos que exige la pedagogía posmoderna y no al margen de los mismos. De hecho, si analizamos el modelo educativo finlandés desde un prisma científico, donde el rigor de los contenidos es considerado el alma mater del sistema, este constituye en sí mismo un absoluto fracaso. Si tomamos en cuenta las palabras de Gustavo Bueno “la educación no es tanto una cuestión de recursos cuanto una cuestión de contenidos”, podemos decir que, o sabemos una determinada disciplina o la ignoramos. Y en ningún caso las formas en las que los contenidos nos son transmitidos sustituyen un exhaustivo conocimiento de los mismos.

Podemos afirmar que la pedagogía finlandesa es una verborrea sofisticada de un sistema pedagógico que eclipsa la ciencia, anula los contenidos científicos y los reemplaza por contenidos ideológicos enormemente estimulantes. Si consideramos la educación como un proceso mediante el cual se enseña a alguien a razonar, el sistema educativo ha de tener como fin último instruir al ser humano en la capacidad de pensar. Por lo tanto, no se puede enseñar a razonar si antes no se sabe pensar. Y la realidad es que, o se dominan intelectualmente los mecanismos tecnológicos de las distintas áreas del saber humano o es imposible poder llegar a cualquier tipo de verdad, por simple que esta sea.

El modelo educativo finlandés es tomado como referencia por el sistema pedagógico español para convertirse en una forma estructurada y concienzudamente organizada de turbación de los conocimientos, relegando a un segundo plano la excelencia en el dominio de los mismos para centrarse en las actitudes y sentimientos del estudiante ante el aprendizaje, ya no de algo en particular, sino de todo en general. Aprender lo que nos gusta y en todo momento de la forma en que nos gusta; centrar la atención en cómo se asimila un conocimiento y no en el contenido y calidad del mismo. La pedagogía posmoderna define este procedimiento con un infinitivo redundante: aprender a aprender.

De igual manera, podemos decir que esta forma de pedagogía se ha convertido en enseñar lo que no se sabe; dirigir la enseñanza de un campo determinado del saber sin llegar a la mínima  comprensión científica del mismo. Porque si lo que pretendemos es diluir la educación en la pedagogía y lo que queremos es sustituirla por la razón, estaremos negando la vital importancia del desenvolvimiento intelectual necesario para un dominio eficiente de lo que se hace dentro de las exigencias operativas reales que exige nuestro mundo. 

La pedagogía triunfa cuando una sociedad fracasa a nivel educativo, y el triunfo de la pedagogía es la felicidad en el seno de una civilización cuyo cometido y fin último no es velar por nuestros sentimientos, y desde luego tampoco por nuestra felicidad y realización personal, sino más bien proteger los contenidos y mecanismos necesarios para garantizar la propia supervivencia y perpetuidad del sistema.

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